Arthur W. Pink |
Ninguna persona tiene problemas en asentir que Dios es Bueno, es Fiel, es Amor, es Compasivo, es Misericordioso. Y no dije ningún cristiano, porque aun los que no son hijos de Dios, tienen acuerdo con estas cualidades.
Algunos creyentes tienen problemas en asentir que Dios es Justo, es un Dios de Ira (santa, por supuesto), Dios no consiente el pecado, Dios es Legislador. Incluso cuando se predica acerca de estos temas, casi sienten que debe hacerse en voz baja para que nadie "piense mal de Dios".
Muchos creyentes tienen muchos problemas en estar de acuerdo en que Dios es Soberano. ¿Sabes por qué? Porque si hay un Soberano, ninguna otra persona lo es. Si hay alguien Soberano, nadie puede reprocharle nada, Si hay un Soberano, nadie puede dar ordenes que sea contrarias a las que Él ha dado, de hecho, cualquier otra orden debería estar supeditada o por debajo de las órdenes de Aquel que es Soberano.
La mayoría de los creyentes que conozco piensan igual que yo pensaba antes, que sí, la Biblia dice que Dios es Soberano. El domina sobre la creación, sobre la vida, sobre la muerte, sobre los demonios, sobre Satanás. Pero... cuando llegamos al punto de que Dios elige a los que ha de salvar, allí la cosa cambia. Sobre el hombre y su salvación, Dios no tiene derecho de ser llamado Soberano, porque si es como Él dice que de quien Él quiera tendrá misericordia y de quien no quiera, no la tendrá, entonces Dios es injusto.
La Soberanía de Dios le da un golpe mortal a la soberbia del hombre incrédulo y a cualquier vestigio de orgullo y sabiduría humana del creyente. Y eso es bueno para nuestro corazón. Hoy quiero recomendarte el libro LA SOBERANÍA DE DIOS escrito por A.W. Pink. Puedes descargarlo en el siguiente enlace:
La Soberania De Dios.pdf
Volvamos por un momento al Salmo 78 sobre el cual nos estamos paseando. Hoy quiero invitarte a que revisemos los versículos que nos muestran lo que el hombre hizo en relación al despliegue de la Soberanía de Dios que observamos ayer en este mismo Salmo. Voy a hacer de nuevo una lista:
...generación contumaz y rebelde...
...generación que no dispuso su corazón...
...no fue fiel para con Elohim...
...no guardaron el pacto de Dios...
...rehusaron andar en Su Ley...
...se olvidaron de sus proezas y de sus maravillas...
...ellos pecaron contra Él...
...se rebelaron contra el Elyon (Altísimo)...
...tentaron a Elohim...
...reclamando comida...
hablaron contra Elohim...
...no creyeron a Elohim...
...comieron y se hartaron...
...con todo, siguieron pecando...
...cuando los hacía morir, lo buscaban...
...lo lisonjeaban con su boca...
...con su lengua le mentían...
...sus corazones no eran rectos para con Él...
...ni eran fieles a su pacto...
...lo provocaron en el desierto...
...lo contristaron...
...volvieron a tentar a ´El...
...irritaron al Santo de Israel...
...no se acordaron de su mano...
...ellos tentaron y provocaron a Elyon...
...no guardaron sus testimonios...
...se volvieron atrás...
...fueron desleales...
...se desviaron...
...lo irritaron...
...lo provocaron a celo...
Esta lista debería darnos vergüenza y dolor, pero muchas veces lo que sucede es que nuestra mente piensa en que los israelitas eran unos rebeldes. ¿Cómo podían actuar así contra Dios con tantas manifestaciones que vieron? ¿Te recuerda algo esta lista? Compárala con Romanos 1 a partir del versículo 18 hasta el final. Se parece ¿verdad?
Ahora compárala con Apocalipsis 9:18-21. Se parece ¿verdad? Y es que el hombre de todos los tiempos es el mismo. El Soberano le da una orden al mar y el mar la cumple. Le dice al rayo dónde caer y allí cae el rayo. Ordena al mar y al viento que se calmen y el viento y el mar le obedecen. Le ordena al hombre que se arrepienta y se vuelva a Él y el hombre dice. ¡No!
Reconozcamos esta noche que realmente lo que todo hombre merece es la muerte y el infierno, y que no habrá nadie que pueda decir con certeza que Dios es injusto cuando le da al hombre lo que merece.
Creyentes, revisemos nuestra vida y prosigamos en despojarnos de toda rebeldía apenas aparezca. El Dios que adoramos y proclamamos delante de nuestros alumnos, es también el Soberano y no hay nadie quien le diga: ¿Qué haces?
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