Mi iglesia, bueno la iglesia del Señor donde yo me reúno, tiene una congregación en San Juan de Perijá. Te conté muchas cosas que estaban pasando allí y te conté de nuestro viaje misionero durante Semana Santa. Mejor dicho, la semana donde recordamos lo que hizo el Santo y Sublime por aquellos que vino a salvar. También te conté como estábamos orando por un siervo que el Señor levantara para pastorear esa congregación. ¿Recuerdas?
Bueno, yo también te coloqué en el blog un enlace para el blog del hermano David Wilkerson. ¿Lo viste? Por si no lo hiciste, te voy a decir un poquito de lo que él dijo:
"Usted pensará: "Las puertas en todo el mundo se están cerrando." Puede ser cierto, pero no importa cuán cerradas estén algunas naciones a nuestros ojos. Si Dios puede destruir la Cortina de Hierro en Europa y la Cortina de Bambú en el Asia, nada puede impedir que Él obre donde quiera, (Hasta en San Juan de Perijá, añado yo).
En la década de los ochenta, cuando nuestro ministerio estaba ubicado en Texas, pasé un año orando para que Dios enviara a alguien a la ciudad de Nueva York, alguien que levantase una iglesia en Times Square. Prometí ayudar a quien sea que Dios escogiera: enviando dinero, organizando reuniones, levantando un respaldo económico. Pero, mientras yo estaba orando para que Dios envíe un obrero a una cosecha en particular, el Señor puso la carga sobre mí."¿Sabes ya de qué estoy hablando? ¡Sí! Sucedió también en mi iglesia. Este domingo pasado estuvimos celebrando los 96 años de la Sociedad de Damas de la Iglesia. También celebramos los 110 años de la llegada del evangelio a Maracaibo. Y celebramos el día del pastor.
El Señor nos proveyó para hacerle un regalo a nuestro pastor, no tanto como queríamos pero con todo nuestro cariño. Y el pastor le dio a la iglesia un regalo mayor en el día de la celebración. Él nos dio la noticia de que a partir del primer domingo del mes de mayo, él y su familia estarían viajando cada domingo, para estar de 4:00 a 6:00 pm en San Juan de Perijá para reaperturar la congregación.
Estoy segura de que estarás de acuerdo conmigo en darle un inmenso ¡Gloria a Dios! porque al fin los amados hermanos y los niños y los dos jóvenes que ya conoces por las fotografías, podrán todas las semanas escuchar enseñanzas de la Palabra. ¡Dios sí que hace cosas que te dejan con la boca abierta!
¡Estoy feliz! Los motivos de oración ahora son más y diferentes. Seguiremos orando por un pastor que esté allí a tiempo completo. Oraremos para que el Señor le de una porción doble de fortaleza a nuestro pastor y a su familia. Oraremos por el equipo de ayudantes necesarios, incluyéndome a mí si así lo desea mi Señor. Y por favor, si queda un cupo en tus oraciones, recuérdanos. Necesitamos transporte para poder ir a ayudar. Mi carrito está disponible pero tiene un ruido terrible. Si el Señor nos ayuda lo usaremos.
Prometo contarte todo lo que pueda de cómo se glorificará el Señor en este rincón de Venezuela y cómo Su Palabra correrá y hará aquello para lo que el Señor la enviará. ¡Estoy feliz!
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