Comencemos leyendo lo que dice Mateo 9:35-38:
La mies es mucha... |
"Jesús recorría todas las ciudades y las aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, proclamando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia. Y viendo las multitudes, se le enternecieron las entrañas por ellas, porque estaban agotadas y abatidas como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, pero los obreros pocos, Rogad pues al Señor de la mies, para que envíe obreros a su mies."
...los obreros pocos |
Recorría: Jesús siempre modeló lo que él ordenó que sus discípulos y seguidores hicieran. Por eso el dijo: Id. El siempre iba. El pasaba por lugares donde le era necesario pasar para salvar a una mujer samaritana y a unos cuantos samaritanos. El pasaba para decirle a algunos que le siguieran como lo hizo con el publicano Leví. El pasaba por debajo de un sicómoro para llamar a Zaqueo y decirle que iba a visitarlo y a cenar en su casa.
Nosotros siempre tenemos que ir a diferentes lugares y mientras lo hacemos podemos ver a muchos que están agotados y abatidos. Así que en nuestros recorridos podemos imitar a Jesús, no solo teniendo compasión, sino brindando ayuda al agotado y abatido.
Enseñando: Jesús no perdió ninguna oportunidad para enseñar. El aprovechaba cualquier oportunidad. Igual enseñaba a los doce, que a mas de cinco mil. El tomaba cosas familiares a las personas para tratar de que entendieran. El jamás dejó de usar la Palabra para enseñar, consolar y hasta advertir.
Nosotros también podemos tomarnos el tiempo para enseñar. Jesús enseñaba en las sinagogas. Nosotros tenemos un lugar dentro de la iglesia en el cual podemos enseñar. Y si no, hay otras instancias en las cuales podemos hacerlo. Con un grupo de amigas. En una Escuela Vacacional. En una célula de Estudio Bíblico. Hay hijos, sobrinos y nietos. Hay nuevos creyentes. Hay inconversos que necesitan un consejo bíblico.
Proclamando el evangelio del reino: Seguro que había muchos, muchísimos temas que Jesús podría usar cuando hablaba con las personas. Pero se dice puntualmente que Jesús proclamaba el evangelio. Así lo afirma también el evangelio de Marcos capítulo 1 versículos 14 y 15. Allí dice que Jesús proclamaba el evangelio de Dios.
Estar en medio de una multitud, haciendo cola para poder comprar jabón y crema dental, es una ocasión buena para poder comparar opiniones acerca de la política, la escasez, las injusticias, la inseguridad y miles de temas más. Pero es una oportunidad increíblemente grandiosa para proclamar las virtudes de Aquel que nos salvó. El hambre se sacia con cualquier cosa. Superas el no encontrar una cosa porque encuentras otra. Pero perder la vida y hacerlo sin Cristo es la pérdida más grande de los que están a nuestro alrededor. Superemos la tentación de unirnos a la queja y aprovechemos el propósito de Dios al ponernos en esa cola. Proclamemos el evangelio del reino.
Sanando: por esto solo podemos orar.
Tener las entrañas enternecidas: hay algo que me ha dado una leve idea de lo que Jesús estaba sintiendo. Tal vez a ti te sucede como a mi que cuando alguien me cuenta de una herida que se hizo, me da una sensación de frío en el estómago y las piernas se debilitan. Creo que esa sensación es una simple sombra de lo que Jesús sentía. El estaba en medio de la gente, por eso podía ser conmovido a misericordia.
Nosotros debemos orar y pedirle a Dios que nos de pasión por los perdidos. Necesitamos amar entrañablemente a nuestros hermanos. Necesitamos ser compasivos, benignos, dadivosos, misericordiosos. Así es nuestro Señor. Y creo que no hay mejor manera que estando entre la gente. siempre habrá una oportunidad para ayudar espiritualmente a otra persona. Estoy convencida de que orar es una buena manera de mantener esa sensibilidad por los demás.
Rogad: Este es el único verbo que aparece en imperativo. Jesús no le preguntó a sus discípulos si podían ver lo que Él veía, como lo veía. El les dijo una verdad: La mies es mucha... y los obreros pocos. Entonces debemos orar.
Debo orar por Wilson, Francisco y Abraham. Por Joaquin, María Luisa, Ligsamay, Keibi, Keni, Leonardo, José M., Leovaldo, Mari Inés Miranda... debo mantener ese fuego ardiendo. Debo rogarle al Señor de la mies que envíe obreros a San Juan y si quiere que me envíe a mí. Yo estoy dispuesta: a ir, a proclamar el evangelio, a apoyar a otros, a preparar lecciones, a contar historias, a enseñar a leer, a ofrendar...