He vuelto. Estuve ausente del blog pero estuve presente en un lugar que dejó una profunda marca en mi corazón. Tengo muchas cosas que contarte. Tengo muchas fotos que mostrarte. Tengo lecciones para compartir y no solo lecciones para niños sino lecciones de vida.
La iglesia a la que asisto, preparó un viaje misionero a una congregación que queda en San Juan de Perijá, como a 10 minutos de la Villa del Rosario. Es una congregación que existe desde hace mucho tiempo, pero que, por razones que no vienen al caso, en estos momentos está cerrada. Muchos hermanos de la Iglesia del Salvador oran cada semana en obediencia a lo que Cristo dijo: "Rogad pues al Señor de la mies, para que envíe obreros a su mies." Mateo 9:28
Estamos orando para que el Señor envíe un pastor que ame a esta comunidad, que tenga un corazón de misionero, que sea estudioso de la Palabra y con un corazón apasionado por los que se pierden. Mientras tanto, diferentes grupos de la iglesia estamos tratando de visitarla y llevar clases para los niños. Bueno yo estuve en ese lugar. Y me quedé enamorada de los niños. Están como aquellos que Cristo vio: agotados y abatidos como ovejas que no tienen pastor. Los hay de todos tamaños. Sus caritas hermosas te lanzan mil sonrisas en un solo minuto y sus grandes ojos te miran esperando que le devuelvas otras mil sonrisas más.
Hoy no voy a contarte más, pero te daré una pista. ¿Conoces al pastor David Wilkerson? Ya él está en la presencia del Señor, pero él escribió unas palabras en su blog, en marzo del 2010 que me impactaron cuando las leí y que volvieron a mi mente una y otra vez durante mi viaje misionero. Dale clic al enlace: Rogad al Señor de la mies y descubre de lo que estoy hablando.
/2010/03/rogad-al-senor-de-la-mies.html
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