martes, 8 de marzo de 2016

Terminando lo que empezamos

   De manera que ahora estamos frente a Dios con nuestros pecados perdonados, pero ademas estamos vestidos con la justicia perfecta de Cristo.  
   Así concluimos ayer, pero quiero terminar de compartir algunas cosas de la predicación del pastor Jerry Bridges llamada El Gran Intercambio.
   Dijo Jerry Bridges que una vez un hombre le había preguntado porqué eran necesarias las dos cosas.  ¿No es suficiente con el perdón de mis pecados?  Este hombre trabajaba en la agricultura, el cual era trabajo en el cual te podías ensuciar mucho.  Precisamente ese día en el que conversaron era un día de julio, muy húmedo y caliente.
   El pastor Jerry le contestó de la siguiente manera:  

-  Imagina que estás al final de un día en el cual has estado plantando y cultivando, y estás todo lleno de sudor y todo lleno de sucio. ¿Qué tendrías que hacer para que tu esposa te reciba con gusto en la mesa para comer? 

-  Bueno yo necesitaría darme una ducha y cambiarme la ropa.

-  Supongamos que tú tomas la ducha pero te pones la misma ropa que tenías.

-  ¡No, yo no haría eso nunca!

-  ¿Y si haces lo contrario? Si no tomas la ducha sino que te vistes con una ropa limpia- siguió preguntando el pastor.

-  ¡Tampoco haría eso!

-  ¿Quiere decir que tú necesitas darte la ducha y cambiarte la ropa?

-  ¡Sí!

-  Eso fue lo que Dios hizo por ti.  él te lavó en la sangre de su Hijo, y luego te cambió, te puso la ropa de la perfecta justicia de Cristo.

   El hombre sonriendo dijo: ¡Lo entendí!

   Esta justicia viene a ser nuestra por medio de la fe en Cristo.  La fe es una renuncia a cualquier confianza que podamos tener en nuestra propia bondad y también es confiar en o poner nuestra confianza en la sangre derramada y en la justicia perfecta de Jesucristo.

   La aplicación que hoy quiero hacer para todos ustedes es que tenemos que abrazar este evangelio cada día por la fe.  Es común que habiendo venido por la fe a Cristo para nuestra salvación, luego regresemos en nuestras mentes a una relación con Dios basados en nuestras obras.
   El evangelio es como la cuerda con la que funcionan algunos relojes.  El mecanismo no solo sirve para poner el reloj a la hora sino también para darle cuerda y que siga funcionando.  El evangelio es la cuerda para nuestra vida cristiana y cada día necesitamos darle cuerda.  Abracemos el evangelio cada día.

   Aquí está el link de la predicación completa.  ¡Qué misericordioso es Dios que nos permite disfrutar de la sabiduría que Él le ha dado a sus siervos exponiendo Su Palabra!

El Gran Intercambio

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