viernes, 4 de marzo de 2016

Con un velo en su cara

   Hoy vamos a revisar el capítulo 34 del libro de Éxodo.  Pero, permíteme ponerte en el contexto de este capítulo. Israel fue sacado de Egipto por Dios de una manera impresionante, con milagros, señales y diferentes manifestaciones de Su gloria y SU poderío.  Pasados tres meses llegaron al desierto del Sinay y acamparon allí.  
   Dios llama a Moisés y le da un mensaje para el pueblo a fin de que ellos escuchen Su voz y guarden Su pacto.  (No puedo dejar de decirte que es Dios quien pacta con el hombre, no es el hombre quien pacta con Dios).  El pueblo se compromete a obedecer una y otra vez.
   Dios les da los diez mandamientos, y luego les da reglamentos acerca de como conducirse en todos los aspectos de su vida. Dios también le da a Moisés todas las instrucciones para la elaboración del Tabernáculo, su mobiliario, los sacerdotes y sus vestiduras, el trabajo que desempeñarían los sacerdotes, cómo serían realizados los sacrificios.  Cuando Dios termina de darle todas estas instrucciones, le entrega a Moisés, las dos tablas del testimonio, las tablas de piedra escritas por el dedo de Dios. Y lo escribo así porque así lo dice:
   Éxodo 31:18  "Y cuando acabó de hablar con él en el monte Sinay, dio a Moisés las dos tablas del testimonio, las tablas de piedra escritas por el dedo de Dios."
   En ese momento es cuando sucede que el pueblo le pide a Aaron, el Sumo Sacerdote que le construya dioses porque Moisés se estaba tardando mucho. Aarón consiente hacer lo que el pueblo le pide y Dios envía juicio el cual es ejecutado por los levitas.
   Dios promete su presencia y ahora llegamos al capítulo 34.  Ahora Dios le dice a Moisés que debe labrar dos tablas de piedras donde Él escribiría las mismas palabras que estaban escritas en las dos anteriores y que Moisés había roto. Moisés sigue las instrucciones de Dios y entra en la presencia de Dios.  Mira lo sorprendente del versículo 28:  Moisés estuvo delante de YHVH 40 días y 40 noches sin comer pan ni beber agua.  Luego descendió y dice la Biblia que la cara de Moisés estaba resplandeciente por haber hablado con Él.
   La gente del pueblo, incluyendo a su hermano Aarón, tuvieron temor de acercarse a Moisés porque les daba miedo ver su cara resplandeciente.  Moisés se cubrió el rostro con un velo y cuando regresaba a estar en la presencia de Dios, se quitaba el velo y volvía a ponérselo para hablar con el pueblo.
   ¿Cual era el efecto del velo?  Pues el efecto era que el brillo en la cara de Moisés no se podía ver.
   ¿Cuando Moisés se colocaba el velo, el brillo desaparecía?  No.  Solo estaba "velado, oculto".

   ¿Sabes a donde quiero llegar?  Quisiera pedirte que esta noche leas los capítulos 3 y 4 de 2 de Corintios, y mañana hablamos de eso.  ¡Dios te guarde! 

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