domingo, 14 de febrero de 2016

Tal como lo dice en la Palabra

   Me gustaría pensar que estás esperándome y preguntándote si hoy lo volví a hacer. ¿Será que es así? No puedo saberlo, pero tal como les dije esta mañana a mis alumnos, no me puedo callar.  Sí, hoy otra vez volví a presentar el evangelio a mis alumnos.  Y me sentí igual de feliz.  Se que mi intensidad no es lo que hará el milagro.  Será el Señor, que hará que Su Palabra no regrese vacía, sino que haga aquello para lo que el la envió.
   ¿Quieres saber si el Señor me abrió una puerta?  ¿Sí?  Pues sí. El Señor abrió una puerta amplia y fueron mis alumnos los que iniciaron la conversación al momento de hacer el repaso.
   El material que estamos usando en la Escuela Dominical se llama En El Principio Jesús publicado por el Ministerio Children Desiring God (Niños Deseando a Dios).  Es un estudio acerca de la Historia Redentora oculta desde antes de la fundación del mundo pero que ahora ha sido revelada, tal como lo dice Romanos 16:25-27 
   El material hace una pregunta que se trata de contestar durante todo el tiempo que dura el material y es ¿Quién mató a Jesús?  Y las pistas comienzan desde el principio cuando Dios creó los cielos y la tierra (Génesis 1:1).  El material usa una ayuda visual que es una imagen de la crucifixión de Jesús, donde aparecen Pedro y el gallo, Pilato, los soldados, los principales sacerdotes, Judas y sus monedas de plata y los de la multitud que gritaban ¡Crucifícalo! entre otras.  
   Así que yo pregunté: ¿Quién mató a Jesús?  ¿Fue Pilato o los principales sacerdotes?  ¿Los soldados o Judas que lo traicionó?  Ellos respondían mis preguntas con Siiiiiiiiiiiiiiis, Noooooooooos, asintiendo y negando con la cabeza. Y de repente uno de los nuevos alumnos, llamado Alexis, a quien le interesa saber todas las historias de la Biblia en orden, abrió la puerta.  Qué digo, hizo una pregunta:  ¿Y quiénes eran los dos que crucificaron al lado de Jesús?  A lo que otro que piensa que ya sabe todo lo que hay que saber, le dijo que un ladrón malo y uno bueno que le pidió a Jesús que se acordara de él.
   ¡Qué puerta tan maravillosa!  ¿Sabes a qué capítulo de la Biblia los llevé?  Sí, a Lucas 23.  Ellos dos leyeron el pasaje en voz alta y en voz alta les señalé en el pasaje todo lo que el malhechor que fue salvado dijo:
   1.-  ¿Ni aun temes a Dios, tu que estas en el mismo castigo? La conciencia  de la santidad y la justicia de Dios son necesarias para poder ver tu condición de pecador.  
   2.-  Porque nosotros, en verdad, justamente padecemos, porque recibimos cosas dignas de las que hicimos.  Debemos estar conscientes de nuestra pecaminosidad y reconocer que estamos perdidos.
   3.-  Éste, nada malo hizo.  Jesús no merecía la cruz, pero allí tomó nuestro lugar para perdonar nuestros pecados y para que nosotros fuéramos revestido don su justicia perfecta. 
   4.-  ¡Oh Jesús, acuérdate de mí cuando vayas a tú reino!  Es necesario reconocer que solo Dios puede salvarnos.  Como lo dijo el publicano de la parábola "...sé propicio a mí que soy pecador."   
   Y entonces, por su gran misericordia, Jesús salvó a este malhechor y le dio una preciosísima promesa de que ese mismo día estaría con él en el paraíso... porque el que a Él viene, Él no le echa fuera.

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